Invierno, 2001. Tigres acababa de perder la final por el campeonato mexicano ante los Tuzos del Pachuca. El autor, con siete años de edad, tuvo un sentimien- to de fracaso, vergüenza y tristeza.
Sin embargo, a pesar de la derrota, se vio sorprendi- do de ver a su padre y a su abuela escuchando el himno de Tigres a todo volumen, con la camiseta puesta y el pecho lleno de orgullo. Ese día com- prendió lo que era ser de Tigres: un sentimiento que no se puede entender allá en la Colonia del Valle.
TIGRES
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HISTORIAS CON PIEL FELINA